Hoy se sentía especialmente
ligera, soñadora, y con humor; del bueno.
Apoyada en la encimera,
sacó su delgada, fina, húmeda, y rosada lengua para humedecer la fina piel de
su delgado dedo medio, y con sumo cuidado, cambió página.
—¿Qué haces, Marisol? —Habló
Roberto, extrañadísimo, desde el umbral de la cocina.
—¿Mnh? — Marisol echó la
vista a la entrada y la devolvió enseguida al cuaderno— Ah, nada, aquí leyendo viejas
recetas de cocina. —Marisol soltó un leve suspiro después de recordar viejos
tiempos, luego, preguntó— Oye. ¿Te acuerdas de mis primos, Emanuel y Doroteo?
—Ahhh… nop. —Roberto
caminó hacia ella mientras hacía un sobrehumano esfuerzo por concentrarse en aquello
que le preguntaron— Espera… —De repente, algo se le iluminó tras las pupilas—, ¿no
eran ellos con quienes jugabas a las aguadillas cuando niños?
—¡No!, esos idiotas
no. Me refiero a… bah, olvídalo.
—¿Y ahora a ti qué te
pasa?
—Pues es que me he encontrado
esta vieja libreta arrumbada en el baúl de los recuerdos, y en ella hay varias recetas
que alguna vez hicimos juntos, de uhhh, de acetato tiempo… Y pues me vino el
recuerdo.
—¿De ellos o de la comida?
—Pues de ambos, dah.
Cada uno de ellos tenía su forma única de cocinar. De sólo recordar esos días, Mmm,
Mmm, ¡Mmmhh! Me chupo los dedos.
—Mmnrrhh…—gruñó y ladeó
los ojos—. Umjú. Bueno, en fin, y…
—¿…? ¿y…?
—Sí, Y, digo yo, ¿para
qué me llamaste?
—¿Llamar? —Marisol levantó
una de sus delgadas y largas cejas— Yo no te he llamado.
—Claro que sí. Tú me hablaste.
—No, para nada. Como
que últimamente estás muy confundido. Deberías ir al doctor a que te revisen los
oídos, igual y tienes algún cable mal conectado. No es la primera vez que oyes,
y confundes, lo que se te dice.
—Ay, por favor. Me llamaste, te escuche tres
veces. No te hagas la graciosita.
—Pues nuuhh —Ella puso
sus labios en forma de un O, arrugado, coqueto y pequeño, y viró sus ojitos al
techo—, a no ser… —Volvió a su seriedad; falsa—, que seas capaz de escuchar los
ecos del futuro, porque yo no te llamé, pero planeaba hacerlo. Bueno, como sea,
ya que estas aquí. vamos a darle primero a esto.
—¿Al qué cosa? —Después
de decir eso, su atención fue robada por un par de largos y carnosos lirios.
—A esto—clicó fuerte
ella sobre el papel para recuperar su atención.
—Volviendo rápido la
vista, dijo— Ah, ¡sí!, este…, ¿qué? Ah, ya, pero…, si no quitas tu dedo de encima
no puedo ver qué quieres hacer.
—Ups, sí, perdón. Mira
ahora.
—Ah, ya veo, un pastel,
pero, ¿cómo? Si a ti no te gustan las cosas dulces.
—¿Y quién dice que no
me gustan? —Arrugó el ceño, enderezó la columna y puso los puños en la cadera
al tiempo que dijo acusadora— No me puedo creer que no me conozcas todavía —Lo
midió de pies a cabeza—. ¿Con quién he estado viviendo estás últimas semanas? ¿Con
un completo extraño? —Levantó su dedo índice hacia él, y negó— Yo no las
frecuento, que es muy diferente. Ya deberías saberlo.
—Está bien, está bien,
lo siento. Dios… —El hombre levantó las manos en señal de rendición—. No es
para que te enojes así, ¿Ok, de acuerdo? Soy humano, me equivoco. Ahora dime qué
quieres que haga.
—Primero que nada, la
vista para acá arriba, papucho, que mi cara no está allá abajo.
—Ay, ya, ya, ya. Perdóname
la vida, su Santidad, o, mejor dicho, su voluptuosidad. Pero debería tener en cuenta
que usar solo un delantal, no me deja con mucho terreno para maniobras evasivas.
—Ella sonrió con una
sonrisa indefinida, confundiendo a Roberto— Es que estás en modo prueba. ¿No te
das cuenta? Aguántate la bestia que tienes entre las piernas hasta mañana, y te
haré un ¨regalito¨ pronto.
—Roberto tragó duro—
Pero… este… hoy tocaba…
—Créeme, la espera lo
vale.
—¿No podrías darme alguna
pista de lo que será…?
—No, nada, que luego no
puedes dormir toda la noche.
—Este…—Roberto se
rascó nervioso la patilla— Te tengo que confesar algo, sol. No creo que me sea
posible…
—¿Por qué no?
—Me acabo de tomar una
pildorita…
—Arqueó ambas cejas en sorpresa y miró al creciente con prudencia— Pues ese es tu problema. Tú decides, come hoy
y muere de hambre mañana, O sufre la abstinencia hoy y goza como un Sultán
mañana en la mañana.
—¡Espera! —Al escuchar aquello se quedó helado,
y casi gritó— ¿¡Estás diciendo que sí me dejaras tenerlo!?
—Bueno—Se contoneó—,
ya tienes la pista que tanto querías. Ahora decídete.
—A Roberto el fuego interno
pronto se le fue subiendo a la cabeza; a la que piensa, más o menos, y una gota
de sudor se le formó en la sien— Me parece que esto que estoy por hacer debería
quedar registrado en los güines, para la posteridad. Futuras generaciones deben
saber de…
— Ay, ya, para, tampoco
exageres. Estoy segura de que alguien ya lo ha logrado antes, así que eso
significa que tú también lo lograrás, sólo es cuestión de mentalizarse.
—Ajá, sí…, mentalizar…
Me la has puesto muy dura, ¿sabes?
—No, quién se la ha
puesto dura es otro.
—No, no me refería a… Bueno,
está bien, acepto tus amaneados términos, pero no lograré llegar al final con los
pantalones puestos, los reventaré y me haré daño.
—Marisol giró aburrida
los ojos— Quítatelos, y deja ya de alardear, que no tienes ninguna necesidad. Además, a diferencia tuya, yo sí sé
ser moderada, y tengo autocontrol.
Un minuto después.
—Uhuhuhuhhh, hace
mucho frío ¿Cómo aguantas estar sin ropa? A mí se me van a encoger las ideas, o
me va a dar un aire polaco…
—Pues es mejor que te dé
a qué te salga.
—¿Qué? —Roberto ladeó
la cabeza; confuso— ¿a qué me salga qué?
—Un turbulento.
Roberto no supo que
contestar.
Continuara… Quizás.
Y... Sí, la culpa la tiene el Verano, y lo saben!
ResponderEliminarPues por partes es interesante y por otras me pierdo un poco.
ResponderEliminarAire polaco? Acetato tiempo?
Qué es lo que quería e iba a obtener Robertito?
Uy nos has dejado con la intriga. A ver qué van a hacer estos dos. Los diálogos y las descripciones muy logradas. Pinta raro todo ésto.
ResponderEliminarKobbe. Es un juego de palabras usado por aquí. Acetato tiempo: Hace tanto tiempo. Lo de acetato, pues hace alusión a los discos de acetato, esos grandotes que bien pueden servir par jugar con un can.
ResponderEliminarAsí es, mi estimadisima Mary Poppins. Ni yo sé donde terminara esta rara historia, pero ciertamente tengo muchas ganas por continuarla y terminarla,
y por si quieren saber que significa el aire polaco, las imágenes hablan por sí solas:
ResponderEliminarhttps://www.youtube.com/watch?v=7ZX5U0RZmsQ
Ah, y lo que quiere Robertito es top secret.
Has hecho trampa. Con eso del "continuará", te saltaste la receta. En cuanto a la historia, me hice un poco de lío también. Entiendo que hay un tira y afloja entre estos dos, pero no me quedó claro si son pareja y ella le tiene a pan y agua o solo lo tienta. Esperaré entonces a ver qué nos vas a contar.
ResponderEliminarSorry, no se me dio. Quise incursionar en el humor, pero se lo dejaré para otro. Lo de la receta tenia que venir después, pero ya no sé. A ver que llega más tarde. :}
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