El callejón apestaba a insulto, y daba la inquietante
sensación de recibir en un descuido y de improvisto una apuñalada por el pulmón.
Las lejanas luces de las farolas tiritaban por la gélida niebla que se avecinaba
lenta junto con la mañana de un nuevo día, y las polillas alrededor de una de
ellas, se rompían las alas contra el amarillento cristal, espolvoreando al vacío
su escamosa dorada vida, intentando banal y estúpidamente tocar aquella hipnotizante
e inalcanzable luz prometedora. Importándoles poco, si por azares del destino,
o por Dios, les fuera permitido tocar e incendiarse al hacerlo.
Mal apoyado en el poste, y mientras se
congelaba, Abel dormía al lado de una botella de Wiski casi vacía. Estaba completamente
desalineado. El pelo mojado se le pegaba a la frente, y encima de él el vómito
continuaba fresco en su camisa. Delante suyo, dos individuos le miraban con severidad.
—Patético. Una vergüenza. Pobre imbécil. Y
pensar que alguna vez fue el mejor entre nosotros, lo hace peor.
—Sólo de verlo quiero golpearlo. No, en serio no puedo
creerlo, simplemente no puedo. ¿Cómo es qué se termina así de mal solo por una maldita
arpía?
—¿Arpía? ¿No dijiste hace un momento que era
una bruja?
—Arpía, bruja, lagartona ¿acaso hay
diferencia?
—Sí, y mucha. Las arpías, las brujas y las
lagartonas tienen… ah, bah, olvídalo, no quiero discutir contigo. Mejor llevemos
a este pobre diablo de regreso a su casa. No quiero que dentro de unas horas
despierte frío y con una sonrisa de caballo en la cara.
—Bien, pero esta será la última vez que te, y
le, ayudo. Tengo vida propia. Ahora mismo debería estar entre dulces y ricos
sueños.
—Lo sé, lo sé, Sami, Se lo haré saber al zopenco
de Abel cuando despierte. Pero de momento ayúdame a cargarlo, pesa una tonelada
el cabrón. Diablos.
Después de las penurias que tuvieron que pasar de trasportar a un borracho sucio, llegaron a casa del susodicho ¨desgraciado¨, lo recostaron en el sofá de manera
que no se ahogara con el reflujo y salieron por la puerta delantera. Al hacerlo,
Mati sacó y encendió un cigarrillo mientras le decía a Sami lo siguiente.
—Yo me quedo a cuidarlo. Después de todo, me
debe dinero, y no tanto porque me importe su vida, sino porque necesito que me
pague.
—Sí, sí, claro. Tus mentiras cuéntaselas a
quien te las crea. Yo ya estoy grandecito.
—Vamos, macho, tampoco te pongas así. Se la
debemos, y lo sabes.
—Ya, ya. Lo que tú digas, pero te lo aclaro,
está es la última vez. Ya no deberé nada a nadie, ¿entiendes?
—¡Bien…! Pero no me lo digas a mí. Díselo a él
cuando despierte.
—¡NAHH! No quiero verle la cara. Me da rabia
de solo pensar que me dirá. Puede que termine escupiéndole a la cara por sorete.
—Ya, vale, ok. Te entiendo. Lo mejor será que
te vayas; entonces. No querrás llegar tarde al desayuno.
—Sí, hoy toca. La esposa del vecino es una
enferma. La voy a disfrutar.
—Corre, corre. No llegues tarde, glotón.
—Sí, como sea. Luego te veo, mamón.
—Mrrggnn
Sami se deslizaba por las sombras de
los edificios, y mientras lo hacia, no pudo evitar decirse a sí mismo lo siguiente:
—Sigo sin concebir cómo alguien como él puede
enamorarse de alguien como ¨ella¨. simple y llanamente es ridículo. Ella no es
como nosotros. Ni siquiera es capaz de doblar las rodillas hacia atrás. Sí, no
es como nosotros…
Una historia que no pasa inadvertida. Me gusta el comienzo, como aprovechas la descripción del lugar para crear un estado de ánimo que ya no te deja en el resto de la lectura. Los diálogos, bien, geniales los tacos y las expresiones coloquiales, por eso me chirriaron dos: "causar frustración" y "coma etílico" por demasiado "técnicas".
ResponderEliminarY ahora viene el pero: "pero" no entendí nada. No sé si ella es Abel, no sé qué son ellos, vampiros?, demonios?, hasta pensé en gatos! Eso de la esposa que es una enferma, es literal?, es una ninfómana? qué desayunan estos seres?
Me quedé muy intrigada. Espero resuelvas algunas de mis dudas, al menos.
He cambiado esas cositas técnicas. Sí, no iban acorde con el relato, gracias por hacerlo notar. ¿Y no entendiste la historia? Bueno, es porque quise dejar muchas interrogantes a propósito.
EliminarEl titulo daba la primera pista: pobre diablo. Ellos son demonios.
La vecina es una enferma; literal. Sólo que no mental, sino física. No lo dice el texto, pero la verdad es que en mi mente la dejaba yo en estado comatoso. El demonio le iba a hacer una visita en sus sueños, para comerlos, por eso dice que tiene vida propia y que debería estar entre dulces y ricos sueños.
Abel es también nombre de hombre(bueno, así siempre lo vi, debido a que mi tío así se llamaba)
Ah, y por cierto, a Sami y a Tami, solo agrégales al final un: el.
:D Gracias por leer!
Yo estoy un poco con Mon: la historia tiene puntos buenos, como las descripciones...pero si que es verdad que al acabar de leerla no queda claro que cuenta
EliminarEs simple hecho de que uno de los diablos se enamoro de una mujer, y que ellos no lo aprueban. Nada más. Y qué? hoy no hay cortejo?
EliminarMe gusta la historia pero lo veo como el capítulo de un comienzo porque en éste no me entero q sean diablos. Me gusta el estilo negro de la narración. Seguirá no?
ResponderEliminarNop, la historia ahí concluye. Eso era todo lo que quería contar. :P
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