domingo, 28 de junio de 2020

Mía Rosalía

 

Ames, 6 de Septiembre


Mi Rosalía:


 ¿Por qué siempre tenemos ganas de poseerlo todo?


 Ha pasado un mes desde nuestro último encuentro y aunque te juré (y me juré) no forzar las cosas y yo misma tenía dudas cuando este sea lo que sea empezó, cada día me cuesta un poco más pasar sin ti. 

 No me reconozco en esta dependencia, en este enganche que tengo contigo. He intentado exorcizar tu recuerdo en otros cuerpos, pero desde que probé el tuyo, no me llena ningún otro. La forma en que te ciñes a mí casi anticipando cada movimiento, tus piernas enroscadas con las mías, tus pequeñas manos capaces de arrancar gemidos de los lugares más insospechados y esa forma de mirar... ¡Dios!, no tienes ni idea de lo que siento cuando estoy justo ahí, en ese punto secreto que descubrimos juntas, y me miras, un instante antes de correrte. Cariño mío, ¡eres el polvo de mi vida! 

 Te llevo bajo la piel. Ayer caminaba por la calle y de repente me envolvió tu aroma. Supongo que me crucé con alguien que usaba el mismo perfume, pero tuve que entrar a un bar y pedir algo frío. 

 

 Pensar que aún faltan dos semanas para vernos es desesperante. ¿Qué le dirás esta vez? No quisiera volver a encontrarlo y meter la pata; sabes que no me perdonaría perjudicarte por mucho que le envidie.

 Aunque si lo descubriera por otros medios... 

 Oh, no estoy orgullosa de ello pero si soy honesta, al pensar que él despierta cada mañana y es tu rostro lo primero que ve y tu cuerpo lo último que abraza cada noche, deseo que lo sepa solo por hacerle sufrir. Sé que no tiene la culpa, pero imaginarlo sobre ti cuando debería ser mi lengua la que te recorriera, me enferma. Me consuelo con que es a mí a quién ves mientras te lo hace, mi nombre el que pronuncias por dentro, nuestras escenas más impúdicas las que evocas para encenderte. Tal como yo lo estoy en este momento.


 Me parece increíble el tiempo compartido sin que ninguna de las dos reparase en la otra de esta manera. Menuda amistad la nuestra, yo llorando mis fracasos en tu hombro y tú con tus consejos que nunca funcionaban, salvo el último.

 Deberíamos enrollarnos. 

 Bromeabas, claro, pero plantar a aquel gilipollas y comerte la boca fue la mejor decisión en años.


 Supongo que tras leer estas líneas, entenderás la pregunta del comienzo. Yo que me burlaba de los pobres infelices que no contemplan al objeto de deseo sino desde la posesión y la exclusividad… pues bien,  soy una de ellos cuando digo que te deseo solo a ti y te deseo mía.Y créeme que puede tanto el miedo a asustarte y no volver a verte como el reconocerme perdida entre tus muslos. 

 Mi hermosa Rosalía, ¡cuánto te echo de menos!


9 comentarios:

  1. Yeah, una carta real. Se ve que RP te ha cautivado.

    ResponderEliminar
  2. Esta vez me encantó el final. Me parece dulce, concreta.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues me alegro de que te haya gustado porque la escribí rápido pero el final se me atascó.

      Eliminar
  3. Magnifica carta, te ha salido muy bien, demasiado bien diría yo ;).

    Ah, y es porque lo queremos todo, porque queremos llenar un vació que no se llena con nada, nunca, solo se mitiga o se ignora temporalmente.

    ResponderEliminar
  4. Mi querida ID, mi corazón es tuyo. Recuerda, cuánta más larga es la espera, mejor es el reencuentro.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Jo, ahora con este comentario me siento algo culpable.

      Eliminar