Caperucita
se aburría mucho.
La
policía culpó al lobo, el pueblo
entero lo hizo y ¿cómo no? Las pruebas apuntaban a que había
intentado merendarse a la niña con capucha y todo y además estaba
el hecho incuestionable de que el lobo era un lobo y ya se sabe lo
que hacen los lobos. En su guarida encontraron fotos de Caperucita,
anotaciones en su diario con las horas en las que solían verla en
sitios concretos, incluso un plano con la ruta que tomaba dos veces
al mes para ir a casa de la abuelita. El cuaderno de un acosador.
Cierto,
todas esas cosas eran suyas, lo admitió y dio gracias al cielo
porque no encontraron aquella prenda roja durante el registro o su
destino habría sido algo distinto. Pero se ocupó de esconderla
bien; necesitaría un recuerdo al que volver cuando regresara
a casa.
Le
cayeron diez años, saldría en cinco con buena conducta. ¡Cinco
malditos años! Demasiado tiempo, en cualquier caso.
«Cómeme».
Caperucita
no volvió a tomar el viejo camino del bosque, ahora utilizaba un
sendero de zorros y tejones para llegar a la casa del claro, la de su
abuela. Los vecinos pensaban que la chiquilla había hecho bien. Al
cambiar de aires, olvidaría pronto el trágico suceso y la familia
se quedaría tranquila sabiendo que Hergel, el leñador, le echaría
un ojo, puesto que el sendero pasaba cerca de su cabaña. Y así fue.
Caperucita y el leñador hicieron buenas migas y al cabo de un
tiempo, él la obsequiaba con una muñeca de madera en cada visita y
ella se demoraba un poco más de la cuenta para dejarle unas
madalenas y observar como derribaba un árbol con aquellos brazos tan
fuertes y una simple hacha.
Pero
como dije, Caperucita se aburría mucho. Muchísimo.
En
el pueblo nunca pasaba nada y si pasaba, era lejos de su vista, como
las cosas interesantes que transcurren lejos de la vista de los
niños. Salvo que Caperucita solo era una niña en apariencia, algo
que únicamente el lobo sabía y el leñador estaba a punto de
descubrir.
«Cómeme».
No es un cuento pero no salía otra cosa.
ResponderEliminarhttps://www.youtube.com/watch?v=J7yScl4-kms
Buena semana!
Eh... qué era la niña?
ResponderEliminarQué crees tú que era?
EliminarAy que que cosas... Entonces ¿Siguió aburrida por siempre?
ResponderEliminarDepende de lo que respondiera el leñador, supongo.
Eliminar¿Qué cuento representa que es esto?
ResponderEliminar(ꏿ﹏ꏿ;)
Ya advertí que no era un cuento.
EliminarPues vaya ¨niña¨, porque ya no era tan niña si deseaba que ya se la comieran. Y el lobo, aseguro no robó esa prenda, sino que la propia caperucita le llego por sí sola. Pobrecilla, seguro se aburría por falta de Internet. Buen texto :P
ResponderEliminarGracias.
EliminarMe da que en el bosque no había de eso, jjjj
Así que tenemos una Lulú Caperucita jajja. Si es q este cuento tiene su morbo. Como pega, no le veo pinta de cuento sino de historia negra pero me ha gustado la narración
ResponderEliminarSí, Mery, más bien. Gracias.
EliminarCaperucita, pequeña niña, preadolescente mujer, vieja enamoradiza.
ResponderEliminarMe gustó.
Puede haber una Caperucita dentro de cada una.
EliminarGracias.
Sabía que se me estaba pasando una de las historias. Me gustó bastante, bien narrado y con la idea de una Caperucita bastante... locuaz, por decirlo así.
ResponderEliminarJajaj, me hizo gracia lo de locuaz.
ResponderEliminarGracias por leer, Camelot.