Como soldados de savia seca
tiradas pecho a tierra las hojas
sobre calles y jardines se atrincheran.
Sus diminutos fusiles apuntan
en la dirección que el viento ordena.
Es el asalto de otoño que avanza
con sus escaramuzas de tardes tibias
y sus melancolías a quemarropa
dejando tras de sí naciones
de aves migratorias y ramas huérfanas.
Precioso el texto, preciosa la imagen.
ResponderEliminarTremendo. Me ha gustado bastante.
ResponderEliminarCamelot. ¡Este ha estado muy bien! Que vengan máss mini camelotitos!
ResponderEliminarEl otoño como una batalla? Mira que lo odiaba y no se me ocurrió nunca verlo así. Es fuerte y delicado a la vez. Me gusta.
ResponderEliminar