sábado, 24 de octubre de 2020

GUERRILLA

 

Como soldados de savia seca

tiradas pecho a tierra las hojas

sobre calles y jardines se atrincheran.

Sus diminutos fusiles apuntan

en la dirección que el viento ordena.

Es el asalto de otoño que avanza

con sus escaramuzas de tardes tibias

y sus melancolías a quemarropa

dejando tras de sí naciones

de aves migratorias y ramas huérfanas.


 

 

lunes, 19 de octubre de 2020

Nuevo reto: Diario



¿Habéis escrito un diario alguna vez?

Yo lo intenté, pero a la semana lo dejé colgado porque mi vida era tan aburrida que no sabía qué escribir jajjaj.

Hoy propongo de reto hacer un diario de tres días pero cada uno tiene asignado un personaje.

Podéis explayaros lo que os apetezca las únicas reglas son meterse en el personaje y que el último día describa una fiesta a la que vas a acudir y dónde estarán el resto de escritores monos.

Venga a sacarle punta a vuestro lado humorístico.

Personajes:

Sacha Cohen (Borat)… Kobbe

Donalt Trump…Don Diego

La Veneno… Indigo

Don Quijote de la Mancha..., Ginna

M Teresa Calcuta…Numerosliterarios


Ay de me olvidaba el plazo🤦.

Para la noche de Halloween. ?Os parece bien?

Ande a sacar punta al lápiz, dejarme en buen lugar.


viernes, 16 de octubre de 2020

El sueño se me fue por la ventana de madrugada

 El sueño me despertó a eso de las cuatro de la madrugada. Se levantó él y me levanté yo. Salí de mi mullida cama de sabanas floreadas de color naranja. Me obligó a salir de mi cómodo cuarto, en pijama de algodón color rosa palo. Me obligó a encender la luz del pasillo de mi pequeño departamento; la luz del salón comedor; la del cuarto de baño y la de la cocina. Fui andando, lentamente, con el sueño fugado y la mente despejada. La preocupación me obligo a encender la televisión buscando desesperadamente algo con qué distraerme, pero, a pagarla dos minutos después; a abrir un libro aburrido, y, a cerrarlo al segundo. 

A eso de las cuatro de la madrugada estaba levantada. Desde el salón fui a la cocina en zapatillas de peluche, de perro. Tomé un gran vaso de leche blanca, caliente, y una cucharada de dulce miel para prevenir algún resfriado. Comí un puñado de cereales de trigo en un pequeño cuenco de cristal transparente.

 Esperé más de una hora sentada en la silla de la cocina: la que tengo junto a la mesa que hay debajo del reloj que hay en la pared. Lo miro con atención, para ver si el sueño volvía a aparecer en cualquier minuto de su lento crujir por alguna ventana del pequeño departamento, donde habito. Pero el sueño no vuelve ni solo ni con ganas de dormir. Hay que ir a buscarlo, pienso seriamente, pero, no lo busco en mi mullida cama. El sueño está fuera. La marcha del sueño me levantó demasiado temprano como para salir a la calle a buscar sin tener un lugar a donde llegar. 

Lo esperaré cómodamente sentada en el sillón del salón comedor. Con los ojos abiertos y la mente en blanco como el papel del escritor que no sabe ciertamente cómo empezar a escribir un rollo como este. En un descuido, mío, el sueño se me escapó por la gran ventana. Por la ventana que está abierta para que entrara la brisa de la mañana.  Mañana la dejaré completamente abierta, por si al sueño le da por volver a entrar por ella. Grande insomnio el mío, pues, el sueño se me fue por la ventana, de madrugada. 




domingo, 11 de octubre de 2020

No hagas ruido

 


El lugar en cuestión bien podría ganarse el nombre del Enemigo Natural de toda nariz sensible sin problema. Pero, para la pequeña Susy, quien se había acostumbrado a los vapores fétidos de montañas de basura, a las nubes de moscas de color iridiscente sobre cuerpos hinchados, así como a las aves de rapiña sobrevolando constantemente el cielo gris, no, no era tal el caso para ella. Para ella, este sitio no se diferenciaba de cualquier otro; normal. Por lo que, rara vez se sintió insegura o infeliz al estar dentro o fuera de casa, muy a pesar de vivir en el centro de tan espesa polución. Claro, que, a sus cortos siete años de edad, tampoco le había dedicado demasiado tiempo a pensar, a si realmente era feliz o no. Así había vivido desde que tenía uso de razón, así se había establecido su forma de vivir. No hubo otro modo de vida para ella.

La luz fría de la Luna bañaba a plomo la morada de la chiquilla. Una humilde casita erguida con tablones viejos, láminas de cartón, plásticos varios y un par de llantas de tractor como pilares principales. Dentro, la niña no conseguía mantener por más de tres segundos los parpados juntos, pues, desde que escuchó ese terrible, pero muy, muy lejano, grito preñado de dolor y espanto, su sueño se había diluido sin dejar pista. Temblorosa, recogió sus pies, y subió la manta, hecha de retazos de otras, a la altura de sus ojos. Manteniéndose alerta ante cualquier mínimo ruido proveniente del exterior. El tiempo pasó y con ello la nada se mantuvo constante. Tal vez lo que había escuchado lo había imaginado, tal vez antes de despertar, ese alarido que le había sacudido la sangre, había nacido sin causa ni razón en alguna parte de su inconsciente. Un mero rumor fantasma creado involuntariamente por una mente tierna e inocente. Escenarios similares habían ocurrido otras veces, y la nada era la única que se presentaba con el pasar del tiempo. No obstante, esta vez, el ambiente parecía dar pie a otra cosa. Algo que no marchaba con la normalidad de siempre. El silencio era demasiado puro, demasiado claro. Un hecho extraño en sí mismo, dado que el basurero en materia era el más grande de toda la cuidad. Por las noches el chacchar de las ratas nunca faltaba, las peleas de gatos en celo, menos, y, o el lamento de un perro sarnoso hacia la luna, tampoco, siempre estaba presente, o lo uno, o lo otro. Pero esta vez el silencio parecía falso, engañoso, siniestro.

 Sus pupilas dilatadas deambulaban de un rincón a otro, intentando encontrar el más mínimo vestigio de cambio, tratando de dar forma concisa a las sombras acunadas en la penumbra del hogar. Ya que fuera lo que fuera, si es que en serio hubiera algo ahí, no lo dejaría pasar inadvertido. Con cada segundo que trascurría, con cada minuto de fría soledad, resolvía con mayor firmeza que en realidad no existía nada a lo que temer, que lo cierto era que no había nada espeluznante asechando cerca suyo, agazapado, observando en la oscuridad; con sus fríos ojos rojos y sus tres hileras de dientes puntiagudos empapados en sangre. No, nada de eso se había presentado. Bueno, eso era cierto, hasta que, justo en el momento en el que ya volvía a sumergirse en el mundo de los sueños, escuchó un vacilante arrastrar de pasos, seguido de un pesado y abrumador hedor acompañado con el crujir de la vieja puerta de madera de su casa al ser empujada.

Por un instante pensó: Es mamá quien vuelve del trabajo. Pero la insoportable peste le refutó enseguida tal idea. No, no era mami quien se adentraba en su residencia. Y esto le fue confirmado con mayor solidez, apenas vio como un cumulo de polvo fue expulsado del suelo al aire. La silueta que poseía tal extraño ser se ajustaba a la perfección a la de perro gigante, O eso es lo que Susy atinaba a teorizar, y a enfocar a través de los pequeños cuadros de la desgastada tela que le servía tanto como de escondite, como de escudo. La criatura se introdujo pesadamente en la vivienda, olfateando el piso con sus enormes fosas nasales parecidas a ventosas viscosas de calamar, y usando, sus largos apéndices en el lomo para tantear la atmósfera del interior. No, no notó nada en especial, a pesar de escudriñar por largo rato la habitación. Así que, sin más dilatación, dio media vuelta para salir por donde vino, pero antes de salir por completo, alzó hacia el techo su pesado morro; lo abrió en cuatro direcciones distintas, y chilló. El aullido emitido por la criatura fue tan potente y desgarrador que la pobre Susy sin querer dejo salir de su cuerpo un roció de pavura. Y como si la criatura hubiese de pronto recobrado el olor de una presa perdida, se volvió enseguida en dirección de la niña. Poco, muy poco después, comenzaron los gritos.  

Creativi- Data

 


Ta-lento ¿Acaso ecxiste, acaso haí? ¿De honde viene y a honde va? No hablo dil mondo, ni de estraños. Hablo only di moi. Komo siempre tiende a suceder.  Parra Q dejar escribido lo q´ no C quiere contar. Sino ay naida que contar, meljor nada aí k D-cir,. Y ah esperat la muzza llegar. Perro que terriblemente mal pensador soí!!! Ya D-cia un gran escribidor, Q´ Escribidir Eh un ofisio que C  aprrende Escriviendo. A-ún ashí, retorno a lo mesmo. En realidAd ahy Ta-lento…? No ser-A acaso q´ solo C hacen versiones alter-nas de lo ya habido? Histolias cleadas a base de cachitos Lobados. Irguiendo castiyos pirateaos en tielas ajenas. ¿’?

Quielo el sueñio más soñuado. El mA Grrrande jamás imaginaO. Y tal Vz, de el, arrancarme la insuficiencia (No ahiblo de la renal] de essclibil bien o mal, me reifero. L correcta Eh otra cosa. Una, una, una sola, una, una, una sola pidlo, y nahna más, epifania. Lo Q R-quiero no he mucho, estymo, peLo a la bez, piensho, Ci. Zhi ecsijo musho. Tá bueno, entonss, zi no hiega, la tendrre que cleal. Empeshando con el fondo d3l cuadro. Serya Weno uno bueno, algú cimilar a Eto: Un paisage somnoliento. Montaiñas soble nubles de sulsulfuro, con cascadas de arco-e-iris. Va-llenas blanqueadas de tres ojos y cuernos de Amut, encima de un lago de fueglo maldito; neglo. Libebulas tamaño cerdo, con alas de murciégalo. Y D3 éte mar de llamas suda-a-americanas, brubujas de cristal soplado emerger. Subiendo al T-echó de roKa, y explotaindo. Pirotecnicos en fuego salvaje! Ninfas en pelotadas, y centauros cenutrios tras D´ ellas. Con la bella reina ciclópea dansando sobre una hojilla de ceresó. Mientras lanza osculitos a toooo el que o-C miradla.

La espera

 

J esperaba que esa mañana radiante eso que llevaba esperando tanto tiempo sucedería por fin. Lo dijeron las flores, fragantes y coloridas, las hojas de los árboles con su prístino verdor hasta el petirrojo del jardín que nunca se asustaba de su presencia y al cantar le recordaba a esos chirriantes y estridentes juguetes para perros.

Se puso su mejor y más adorado vestido, uno verde que dejaba entrever los hombros, con falda de vuelo y un gran volante de un verde más oscuro en el bajo.

A las ocho el panadero con fragancia a hogaza, a huevo batido, a diosa madre, a vida le dejó una madalena dorada, esponjosa, cubierta de nacarado azúcar, que se comió rápidamente.

A las nueve pasó el pescadero, con su carga de aminas malolientes.

A las diez saltó emocionada por el timbre de una bicicleta, con el corazón en un puño pero solo era el repartidor de periódicos que iba retrasado.

A las once le pareció escuchar el ruido de un coche, que se acercaba.

A las doce le pareció ver una silueta borrosa sobre la línea ondulante del horizonte lejano.

A la una llegó el cartero el cual dejó la correspondencia en el buzón, saludó con la cabeza y siguió andando hasta llegar a la casa del vecino, el Sr. Cortés, un señor muy amable al que también saludó dejando la correspondencia. Desde allí continuó hasta casa del Sr. Rodríguez, cuya mujer siempre estaba de viaje. Volvió a hacer lo mismo saludando con la cabeza y siguió hasta la casa del Sr. Narciso que era muy guapo. Repitiendo lo mismo, continuó andando hasta casa de la Srta. Abril que siempre estaba triste aunque era muy bella. A partir de ahí dobló la esquina y ya no logró volver a verlo.

A las dos J tenía sed y mucha hambre pero no iba a abandonar su puesto por nada del mundo.

Esperó toda la tarde y nada ocurrió. Estaba muerta de hambre, medio deshidratada y sintiéndose terriblemente cansada se dio cuenta de que toda su vida estuvo esperando que algo sucediera pero al final jamás sucedía nada. Cerró los ojos, apoyándose contra la pared del porche y se quedó dormida. Soñó que se levantaba y abría el buzón y allí había un sobre azulado sin matasellos ni remitente. Al abrirlo leyó: “Esta noche vendré a buscarte”. Abrió los ojos de repente y se acercó al buzón. Solo había un folleto publicitario y dos cartas, sin importancia. Suspiró. Estaba muy cansada. El sol se ocultara tras las montañas hacía tiempo y ahora hacía frío. Volvió a suspirar.

Entró en casa, se dirigió a su habitación, se quitó la ropa, se puso el camisón y se metió en la cama. Volvió a recordar la frase: “Esta noche vendré a buscarte”. De repente supo quién la había escrito e inmediatamente ya no sentía hambre, ni sed, ni frío, ni nada de nada. Todo estaba bien. Cerró los ojos y siguió esperando por última vez.

Relato

 


Mi madre me dice que tengo que ir a por el pan, y yo claro, pues tengo que hacer caso. Cojo el dinero y voy a la panadería. 2 monedas de 20 céntimos, una de 10 y dos de 5. Cuando salgo una brillantísima y calidísima me percute la cara el resplandeciente fulgor del astro rey me ciega. Camino por la atestada calle y la gente me mira y yo les miro. Cuando llego a la panadería para comprar el pan hablo con la panadera y le digo dame una barra de pan y ella me sonríe y me quedo prendado de su preciosa cara. Esta buena la jamona, me la pone como el tobillo de una cabra. Cojo el pan y salgo de la panadería apresuradamente. Mi madre estará esperando el pan y cuando tardo mucho cuando voy a comprar se pone angry y me encierra en el cuarto de la luz roja. 

sábado, 10 de octubre de 2020

Fábula desfabulada #reto

Eranse que se eran historias mil ideadas, basadas en el ir y venir intermitentemente fluido de las vidas allí en el bosque halladas.

Una loba despiadadamente temida por los que a su alrededor moraban, deambulaba tranquilamente buscando sustento mientras ojos escondidos la observaban.

Instantáneamente, el aroma de un buen bocado le llegó a su afinadamente desarrollado olfato. Caminando con sutileza rastreó ese lugar tan grato.

Un cordero desaliñadamente despeinado, paseando paseando se adentró en el bosque absolutamente vetado para un animal domesticado.

La loba espera pacientemente su momento para hincarle el diente al cordero surculosamente corpulento.

Mas la dicha y la desdicha desgraciadamente no suelen ir  separadamente vagando, el cordero que no es majadero percibe al feroz carnicero y sobradamente tranquilo espera su ataque bajo la sombra de un tilo.

Loba engreídamente segura, se lanzó dando un salto para morder con ahínco el lomo del blanquecino borrego numeradamente el veinticinco.

Cuando guerreando y amando las distancias habitualmente son distantes, nuestra loba encelada miró los ojos del cordero desconcertantes.

Sabido es que cordero que esperando degüello mira por última vez a su verdugo, cautiva con su candidez, desarmando al desalmado más tarugo.

Es por ello que el final no es tan terriblemente sanguinario como se espera, pues la loba se volvió dulcemente enamoradiza del clandestino borrego hortera, y este a su vez no perdiendo la exclusivamente oportuna cita, conocer a tan fieramente apasionada compañera para una casualmente desenfrenada canita. 

O dos…





viernes, 2 de octubre de 2020

Reto aprendizaje inverso


 Objetivo del reto para la próxima semana: jugar con las palabras y los textos y reírse de todo y (sobre todo) de uno mismo.

Os doy diez días, esto es, hasta el domingo, 11, para construir un relato con la mayor cantidad de errores que podáis. 

(Editado)

Tenía el reto en borrador y lo he cambiado: la profe en mí, que tantas veces me ayuda, ahora se estaba cargando la diversión y la mandé a por pan. La cosa es fijarse en lo que dicen los cursos de escritura y darle la vuelta: usad y abusad de calificativos, a poder ser sinónimos, adverbios terminados en -mente, gerundios a cascoporro y donde no procede, jugad con los conectores, la puntuación, ahogad al lector, mareadlo, cambiad de narrador como de camisa, pasad de presente a pasado sin motivo, lo que se os ocurra, pero conscientes, es decir, investigad un poco de modo que las meteduras de pata sean aposta. 

Género y tema libres, eso sí, breve, procurad no superar las 500 palabras y seguir la estructura clásica de introducción, nudo y desenlace, es decir, dentro de la chaladura que puede salir, darle cierta forma.

  • OJO!! Las faltas de ortografía no se considerarán errores, así que poned atención.