lunes, 17 de agosto de 2020

Una estrella se fugó entre las sombras de la noche

 La noche del trece de agosto fui a ver una lluvia de estrellas, las famosas perseidas bajo un negro cielo lleno de puntos blancos, a oscuras en una apartada playa de Almería. Algunas de ellas se precipitaron sobre al mar, quizá destinadas a caer por el borde del mundo al infinito vacío, a perderse para siempre o a cambiar de sitio en el firmamento. Con la cara levantada, atenta al cielo, revisaba cualquier movimiento. Quería ver al menos una estrella fugaz. 

Un ruido a mi espalda me distrajo del entretenimiento. Miré hacia atrás. Vi la mortecina luz de un diminuto farol que pendía del techo sobre de la puerta de una solitaria casa en el cerro. La habían vuelto a habitar los recién llegados veraneantes de Madrid. 

Me atrajo la atención otra luz blanca que apareció cerca de la puerta trasera de la vivienda. Al principio, la luz fue un punto lejano que provenía del jardín de la casa. Juraría que salió del seto, junto a la silueta de una despeinada y gran palmera que se mantenía erguida entre el suelo y el cielo, donde termina el césped y empiezan las dunas de tierra.  

Empecé a alarmarme al observar algo raro.  Me puse en pie, expectante al movimiento de la luz que, de repente, se acercaba a la orilla de la playa a gran velocidad monte abajo. Abrí los ojos, sin parpadear, vi que la luz se detuvo como si hubiera topado con algo. Aquello no era una estela de polvo brillante, sino una bola blanca en bruto.  A los pocos segundos volvió a avanzar en lo que pareció recuperar su antigua trayectoria, esta vez zigzagueante.

Quise acercarme a ella, pero el miedo me mantuvo paralizada a la espera y con la esperanza de que se apagara o desapareciera del mismo modo que apareció. Pero la luz se movía y, esta vez, se acercaba lentamente.

Aquel extraño fenómeno se encontraba a pocos metros de mí. Empezó a tomar forma y pude distinguir al sujeto que producía aquella terrorífica forma. La camiseta de un blanco fosforescente deslumbrante. Lo comprendí todo. Arrastrando una preocupación interna se encontraba a mi altura. Me miró. Con un movimiento de cabeza me saludó. De su boca rota salió una ligera y nerviosa sonrisa. Mostró su blanca y brillante dentadura rodeada de moratones.   

Siguiendo la línea que dibuja la orilla del mar, sin interrumpir su trayectoria, con paso lastimado, cojeaba de la cadera izquierda. En los codos llevaba varios rasguños sangrantes. La cabeza sucia de tierra diminutos matojos enganchados le colgaban del pelo canoso. La fosforescente camiseta estaba rota por la espalda.

La bola blanca se fugó entre las sombras de la noche como una estrella, ralentizada. 

17 08 2020



13 comentarios:

  1. Por un momento pensé en un ovni, luego en un ángel, seguido a en un fuego fatuo, pasando después en un ya mayor Dr. House espectral, y terminando en, no tengo idea de que haya sido O ¿sí? jeje.

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  2. Alguien que tuvo que salir apresuradamente por la ventana?
    También pensé en un accidente pero lo otro me cuadra más.

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  3. Mmmhh, concuerdo con Indigo en la posible idea de un accidente, aunque no estoy del todo seguro. Me quedo a la expectativa, Azahar.

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    1. Quise dar a entender lo del accidente (resbaló, pobre hombre)

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  4. Vale, se me va a ir un poco la olla. Creo q al tipo ese se lo cargaron en la casa y lo q de ve es su alma vagando hasta q se encuentra con la prota y toma su forma humana para luego desaparecer. Juro q no fumo 🤣🤣

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    1. Mery, eso significa que el autor, o sea, yo, podría ver ¡fantasmas!
      También se puede dar por bueno. juro que tampoco fumo ni bebo ni voy con hombres malos :D

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  5. Cada uno de vosotros ha enfocado mi relato según le ha dictado su propia imaginación inducido por mis palabras. Con cada escena habéis recibido una información que os anima a crear ideas que surgen del recuerdo (individual) asociado a situaciones conocidas por vosotros buscando la respuesta que da luz al misterioso suceso relatado por mí. Eso es fantástico. La mayoría coincide en un accidente, y, esa es la más acertada (El pobre protagonista de la camiseta blanca no conocía el terreno y resbaló por las dunas de tierra hasta llegar abajo. Típico de la gente acostumbrada a caminar solo por el asfalto) el resto es literatura creativa.
    Pero, la lectura del relato tiene miles de interpretaciones, tantas como mentes maravillosas capaces de interpretarlo según su propia imaginación asociándolo a sus conocimientos de una realidad conocida por sí mismos, pues, permitidme que os recuerde que, la realidad no es única. La realidad tampoco es absoluta. La realidad no existe. Cada uno cuenta con su propia realidad y su propia verdad, eso no quita que las realidades se asemejen entre sí, sin que lleguen a ser exactas, son similares.

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  6. yo al principio hubiera optado por un gato, el miedo que dan sus ojos en la oscuridad...
    Al final también optaría por un alma que desaparece después de morir

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    1. Kobbe, tengo algunas fotos de perros en los que se les ve los ojos de colores brillantes en la oscuridad, verdes, rojos, naranjas... y la verdad es que a mi me dan mucho miedo esos animales.
      La opción del alma es lógico debido al trompazo que se da el individuo cerro abajo. :D

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  7. Increíble: cuántos pajaritos cantando al mismo tiempo dentro de la misma persona. Y todavía en filosofando. Gran-de Platonaluza.

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  8. Los pájaros son el resultado de mis lecturas en diferentes nidos de gran interés.
    Yo soy más de Aristóteles. Pero Platón también vale, alguna vez oí hablar de él.
    jejeje

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