sábado, 29 de agosto de 2020

Deseos (terminado)


Aquella noche quedamos en la playa. Con la excusa de ver no sé qué de las estrellas, la peña iba a hacer una litrada y aprovechar por si con el ambientillo romántico se podía sacar tajada.

Y allí estábamos, hartos de beber, tumbados sobre la arena, mirando al infinito y tratando de evitar que el sueño dominara nuestros cuerpos.

Poco a poco todos se fueron retirando, aquello empezaba a ser demasiado aburrido. Cuando los últimos se despidieron Txefo y yo nos miramos sin saber muy bien qué hacer. Creo que ambos estábamos demasiado borrachos para volver a casa así que nos encogimos de hombros y de la misma salimos corriendo en dirección a la orilla.

Allí, nos detuvimos con los ojos puestos en el infinito. La vista era increíble y las olas con su vaivén invitaban al baño.

No lo pensamos dos veces, nos pusimos en pelotas y al agua patos.

Nadamos un rato sin mediar palabra. Yo estaba flotando sobre el agua observando el cielo. Otra estrella más comenzó a caer. Pero esta vez la cosa era diferente. Comenzó a acercarse poco a poco. Cada vez la luz blanca era mayor y más intensa. Txefo me gritó asustado. Estábamos cagados de miedo.

 Y cayó. La estrella cayó al mar y este se volvió de color esmeralda, cristalino y luminoso. Éramos capaces de ver el fondo y los animalillos marinos nadaban confusos alrededor de nuestros cuerpos. 

Se hizo un inquietante silencio.

Txefo confundido dijo en voz alta: 

- ?Sabes cuál es mi sueño? Ser como Nacho Vidal. Estar forrado y pasarme la vida entre tías buenas.

- Joder tío vaya ídolo q te has buscado. Pues a mi me gustaría ser un tío poderoso, e intocable.


No recuerdo muy bien cómo volvimos a casa pero si cómo me desperté.

Estaba tranquilamente en brazos de Morfeo cuando sonó el wasap.

Txefo:

“Tio, esto es la ostia!

Me ha pasado algo flipante

Me he despertado con una empalmada del 15 y cuando he ido a desfogar, me noto que tengo un pollón descomunal.

Joder, pensaba que estaba soñando. 

Me he tenido q levantar y mirarmela al espejo.

Mira tío

-Foto-“

Yo:

“Subnormal, xq me mandas esto?

Vete a la mierda cabrón

Donde ostias has metido la polla?

Paso, no quiero saberlo.

Vete al médico gilipollas”

Me levanté trastocado aún por la imagen tan vomitiva que a acababa de ver y me dirigí a echar el meo matutino.

Al salir, me vi por el rabillo del ojo reflejado en el espejo del lavabo.

- Pero ?qué coñ??

Esto es una broma de mal gusto. ?Dónde cojones está mi cara?

Me lave varias veces pero no había manera, estaba irreconocible.

Llamé a Txefo

- Ven echando leches!

- Ahora tío?

- Si, ahora.


Pasaba el tiempo y Txefo tardaba en llegar. 

Al cabo de un par de horas sonó el móvil. Era él.

- Tío dónde mierda estás? Llevo toda la mañana esperándote. Seguro que ya has liado una de las tuyas...

- Dani, escúchame, tengo sólo dos minutos de llamada. Estoy en un lío.

Me han detenido por escándalo público, y estoy en la comisaría de los picoletos. Necesito que vengas no puedo llamar a mi casa. Por favor!

Noté que a Txefo le temblaba la voz 

-  No te preocupes colega, te voy a sacar de ésta.

Trame un plan. Busqué entre la ropa de mi viejo algo elegante que me sentara bien y salí pitando a la comisaría.

Antes de entrar respiré hondo. Necesitaba tener la mente fría para que se creyeran mi actuación. Jeje siempre había soñado con ser actor y este era mi momento de brillar.

Entré con seguridad y mirando al frente hasta llegar a la ventanilla de atención al público.

El guardia civil estaba atareado entre papeles y le llamé la atención con el típico carraspeo de garganta.

El picolo levantó la cabeza y se quedó blanco al verme. Yo me reía por dentro. Debía mantener la compostura. Le miré fijamente.

El agente se marcó ante mí el saludo militar y musitó un - mi señor que le trae por aquí? -

- Agente, creo que erróneamente han detenido al hijo de una de mis empleadas de servicio y vengo a llevármelo.

- Oh señor, seguro que ha sido un terrible error como usted dice. Es el chico del autobús?

- Del autobús?

- Si, el único al que hemos detenido hoy es un pervertido que se ha subido a un autobús repleto y se ha dedicado a restregar su miembro erecto entre el pasaje.

- Oh! Lo siento, no volverá a ocurrir. El pobre tiene una tara. Normalmente está encerrado pero hoy ha debido de escaparse. 

Puede llevarme ante él?

- Si, por supuesto señor.

El picoleto fue delante mío indicándome el camino.

Txefo estaba sentado en un banco, esposado y custodiado por dos verdes colocados tras sus mesas de oficina.

Al verme se pusieron en pie y se marcaron otro saludo militar.

- Señor! 

- Descansen, descansen! - les indique, como en las pelis.

Txefo me miraba con un gran careto de sorpreson. No me reconoció.

- Vengo a por el arrestado. Yo me haré cargo de él. Es hijo de una trabajadora del Palacio Real.

- Sin problemas señor, como usted ordene.

Agarré a Txefo de la manga y le susurré al oído:

- Tira pa lante so tonto del culo. La última de la que te saco.

Txefo me miró incrédulo.

- Eeeeresss tuuu?

- Calla, a ver si la cagas!

Al salir todos los picolos se habían puesto en fila y al grito de - Viva España! Viva el Rey! - nos despidieron.

Ya fuera Txefo empezó a reírse.

- Joder tío tienes la cara del Juancar jajjaja.

- Cállate idiota, has visto la pinta que tienes? Parece que vas pidiendo guerra con esa cosa que te ha salido.

Voy a taparme un poco que como me vea la peña la voy a liar y cuenta qué ostras has hecho en el bus.

- Pues na, cogí el bus para ir a tu casa. Estaba hasta arriba de lleno y este trasto es inevitable no chocarlo con todo. La gente empezó a apartarse y a insultarme. El autobusero detuvo el bus y se dirigió hacia mí amenazándome con que si no me relajaba y me comportaba llamaba a los civiles. Claro yo no podía relajarme, y lo siguiente ya lo sabes.

Esto es una mierda Dani. Me he tenido que poner un vaquero de la gorda de mi hermana porque los míos era imposible. Encima una vieja me ha metido su teléfono en el bolsillo. 

- Pues dime tú qué hago yo con este careto. 

- Se me ocurre una idea. Cris, mi amiga buenorra , la emo. Le molan mogollón los rollos paranormales. Igual sabe algo de lo que nos pasó ayer...

- Vale, vamos pero en el coche me cambio de ropa que me pica el cuello con el polo este de mierda.

Txefo le mandó un mensaje a Cris para quedar en el bareto dónde solíamos tomar las cervezas. 

Cris, tan voluntariosa como siempre,  puso mil pegas hasta que la sobornamos con comprarle una camiseta de algún grupo petardo de su gusto.

Y allí estaba, con su pelo negro y su largo flequillo a un lado. Verle con cara mustia no era novedad. Creo que le faltaban músculos en la cara y por eso no podía sonreír.

Saludó con desgano a Txefo y preguntó:

- Qué Dani, por qué te tapas la cara? O es que por fin te has dado cuenta que tienes cara de capullo?

- Tan simpática como siempre Cris. Pues no, me pasa esto.

Y le mostré mi rostro.

Cris se quedó estupefacta. No era capaz ni de parpadear. Tras unos largos segundos así, soltó una pavorosa carcajada nunca oída hasta entonces.

-  Tío estás  de portada de revista. Puedo hacerte una foto?

Lo del careto de Juancar con la camiseta de Iron Maiden y los pantacas rotos, es total. 

Cómo has hecho ese maquillaje?

- No es maquillaje, lista, es un hechizo o algo así.

- Ummm interesanteee. Contarme!

Por primera vez vi a Cris con cara de "te estoy escuchando y me interesa".

Tras escuchar la historia, la maciza emo se quedó pensativa. 

- Es sabido que a las estrellas fugaces se les suele pedir un deseo y la noche de las lágrimas de San Lorenzo es especial puesto que como caen tantos meteoritos, se crea un ambiente mágico y de una fuerza paranormal que escapa a nuestro conocimiento.

Digo esto, porque no eran realmente estrellas lo que caían sino meteoritos que al entrar en contacto con la atmósfera terrestre se incendian. Lo que visteis era una bola de fuego que fue a apagarse al mar. Y por lo que contáis debía ser de gran tamaño puesto que tardó un rato en apagarse después de precipitarse.

No sé, la única solución que se me ocurre es que esperéis a las  siguientes lágrimas de San Lorenzo.

- Que esperemos al año que viene? Debo pasar todo el año siendo el Juancar?

Ni de coña! Y menos ahora que el tipo está de mierda hasta el cuello con lo de la pasta que le han encontrado guardada en Suiza.

No tendría dónde meterme. Por supuesto,  a mi casa no puedo ir, al Palacio Real con el Felipe y la Letizia tampoco , con la Sofi , na, la pobre si fuera ciervo se pegarían de ostias los cazadores por tener su cornamenta colgada en la pared.

Quizás la rubia esa.. cómo se llama?

 - Corina, la tipa aún está para hacerle algún favor...Pero no sabes inglés.

- Calla Txefo, ya me imagino, tú y la vieja esa. Un exitazo de peli porno. 

- Tíos dejarlo, me están dando escalofríos, no sabéis hablar de otra cosa?

- Si Cris, hablemos de una solución a esto o éste terminará explotado como macho alfa en la sala Bagdad y yo me tendré que confinar de por vida.



El barrio de la Palanca en Bilbao, se había convertido en típico lugar a evitar por los autóctonos. En su día su larga calle se transformaba por las noches de bulliciosa y comercial a lugar de fiesta y lujuria.

Sus cabarés frecuentados por mujeres sin nada que perder y hombres con el bolsillo caliente por la paga semanal, lo hacían famoso. Borrachos, putas y sexo era el ambiente cotidiano al que el vecindario se había acostumbrado.

Los tiempos cambiaron y entró el polvo blanco, corrompiendo  todo aquello que tocaba. Las chicas, muchas consumidoras salieron de los locales para ofrecerse en cualquier rincón en una amalgama de yonkies, chulos y traficantes.

La decadencia llegó al barrio.

En un desesperado esfuerzo, los bohemios y los ilusos luchadores instalaron sus negocios para intentar volver a tiempos mejores.

Y a ese barrio nos llevó Cris.

Se paró frente a una tienda con oscuro escaparate. Velas, cartas del tarot, una bola de cristal y de más objetos de brujería se exponían en su interior.

En el letrero que colgaba sobre la puerta ponía:

“La bruja Xena”

Miré con desconfianza a Txefo. Una bruja, ¡Bah!, Más bien una timadora de atontaos, pensé.

- Vamos, entrar- Cris movía su mano izquierda mientras sostenía la puerta con la otra.

- Paso tía. Nos va a sacar la pasta para nada.- Respondí.

- ¿Tienes una idea mejor?

- Vale Cris, pero yo no suelto un chavo.

- Tranqui rata, ya he hablado con ella y el trabajito de brujería lo hará gratis.

- Uff ¿brujería? Yo paso Cris, esto me da mucho canguelo.

- Txefo, tío se un poco valiente, ¿Te doy la manita para entrar?

- No, mejor me la agarras, vete a la mierda Dani.


La entrada era oscura, a penas se podía ver algo.

Unas pequeñas lucecillas como luciérnagas adornaban las paredes.

Cris entró con paso firme.

 No era la primera vez que estaba allí.

Al llegar al fondo, surgió una habitación plagada de velas. El humo flotaba en el aire mezclándose con un olor a incienso que hacía del lugar algo místico e intrigante.


-¡Xena, hemos llegado! Gritó Cris.

- No hace falta que grites niña, os he oído llegar.

Cómo de la nada surgió una figura alta y esbelta. Su voz era grave  y  dominante.

Al acercarse a las velas pude verla mejor.

Era de tez muy oscura, pero los rasgos de su cara eran muy finos. Sus ojos eran negros como el carbón y sus labios terriblemente sensuales.

En sus mejillas tenía unos tatuajes tribales.

Su largo y liso pelo negro caía hasta alcanzar su cintura.

Sentí un calor en la entrepierna.

Esta tipa me ponía. 


- Bueno chicos, vaya lío en el que os habréis metido. Habéis desafiado al poder de los elementos desperdiciando su magia con absurdos deseos y os ha castigado.-


Se aproximó a nosotros. Puso su mano sobre el hombro de Txefo mostrando unos finos dedos que terminaban en unas maqueadas uñas pintadas en rojo.


- Madre mía, no quiero saber qué pediste, aunque me lo puedo figurar- exclamó con cara de sorpresa mientras no quitaba ojo al paquete de Txefo.


- ¿Y tú?- dijo mientras se me acercaba como una jodida diosa.

No podía hablar. Tenía el gaznate seco y pastoso.


-¡Ah! A ti te ha comido la lengua el gato.- me susurró al oído.


-¡Noo! Dije soltando tremendo gallo.

Estooo.. Mira el careto que tengo.


- ¡Jajaj! ¡Bonita cara! ¿no había otra?-  volviéndome a susurrar en la oreja mientras deslizaba un par de sus garras felinas por mi jeta.

Noté tremendo erizamiento y no sólo de pelo.

- ¿Se te ocurre algo Xena?- soltó Cris con cierto tono de incomodidad.

- Creo que les voy a hacer un trabajito de magia cubana. 

- ¡Ah no, eso no!!  Vas a matar un gallo y a escupirme vete a saber qué porquería. Paso. Me voy.

- Txefo tío, ¿Dónde vas? ¡No seas idiota!- le recriminó Cris.

- ¡Venga Txefo si a ti te ponen esas guarradas!- le dije para quitarle hierro al asunto pero yo también estaba acojonado.

- Chicos, seré buena.- La bruja nos miraba sádicamente.


Xena decidió hacer el rito por separado. Primero sería Txefo y luego le tocaría al menda. La cosa se puso sería cuando le pidió a Cris que volviera en un par de horas. Se supone que no era aconsejable exponerse a la brujería ajena. ¡Ups! ¿Qué coño va a hacer la tipa esta?


Xena se acercó a Txefo y le indicó moviendo su cabeza, que entrara en una habitación cuya puerta se ocultaba tras un cortinon de terciopelo granate.

Yo me quedé allí plantado, sentado en torno a una mesa redonda cubierta por un mantel también granate y con la típica bola de cristal en medio.


Comenzaron a escucharse los sonidos de alguien cantando. Xena entonaba un mantra que me recordaba a las pelis de indios y vaqueros.


Se hizo el silencio. Un rato. Otro rato. Empecé a ponerme nervioso. ¿Qué estarán haciendo ahí dentro?

Me acerqué a la puerta. No se oía nada.

Di una vuelta y otra y otra alrededor de la habitación hasta que decidí entrar.

Cuando estaba girando la manilla, noté una fuerza que me empujó hacia adelante.

La puerta se abrió, haciéndome perder el equilibrio yendo a caer encima de Xena.


- Chico, ¿así, sin previos?


Creo que es de las pocas veces que delante de una tía quería que me tragara la tierra.


- Ahora te toca a tí corazón.- Dijo con picardía.

-Txefo, puedes marcharte, recuerda lo que te he dicho que hagas esta noche.

-Txefo, ¿Me esperarás no?

-Tu amigo no te va a esperar porque contigo tengo un duro y larrgoo trabajito que hacer.- 


Esta tía me estaba hirviendo la sangre.


Me quedé con cara de panoli mientras cerraba la puerta.

-¿Qué, qué tienes pensado, Xena?

- Umm cariño, te voy a hacer algo que no he hecho nunca.

-¿ehhh, eso qué significa?

?voy a ser tu conejito de indias? – estaba tratando de ser seductor.

- Niñato, no te pongas tonto o te cambio la cara por la de un burro.

- Jajjaja no me digas que sabes hacer eso. Entonces seguro que te aplicas la magia a tí misma y esa cara tan hermosa en realidad oculta la de una berrugosa bruja.

- ¡ Esta cara me la dieron mis padres después de tremendo polvo, cosa que tú no sabes lo que es!


La tipa empezó a cabrearse. Sus ojos se agrandaban por momentos y sus pupilas dilatadas se mezclaban con el negro color de su iris. Me dio un escalofrío.

Por un instante pensé que se metía en mi mente.

- Si no te vas a tomar esto en serio es mejor que te marches. Estoy perdiendo dinero contigo.

- Bueno, no tengo muchas más opciones, te dejaré hacer. ¿Hay algún riesgo?

- ¿Riesgo? ¿De qué? O funciona o no funciona. Peor de lo que estás no vas a quedar…

Se quitó la larga toga negra que vestía dejándola caer sobre el suelo.

Un escaso vestido color índigo ceñía su contorno dejando poco a la imaginación.

Tragué saliva.

Sus largas piernas reflejaban la escasa luz.

- Bueno, me gusta el comienzo.

- Niñato, ¿vuelves a las andadas? Aquí mando yo.


La bruja se giró contoneando su cuerpo y sin poder evitarlo mis ojos se clavaron en su trasero respingón.

Se dirigió a una estantería y tomó varios objetos. Entonces me dediqué a observar la habitación. Estaba llena de armarios cerrados con llaves que colgaban de sus puertas, excepto en una pared desnuda de la que colgaban unos grilletes.


¡Upss! Volví a tragar saliva mezcla de excitación y nervios.


- No me ataras ahí, ¿verdad?.


- Si, ¿Dónde te crees que ha estado tu amigo todo calladito?

Movió un par de dedos indicándome que me acercara. Y allí fui, más caliente que un tubo de escape.

Dejó los cacharros en una mesa cercana.

 Cuando terminó de colocar todo, me agarró del brazo y me llevó hasta aquella pared.

- ¡Gírate!

 Me empujó con un golpe seco y me esposo de pies manos.

- Así estarás quietito.- volvió a susurrar.


¡Ostia! Odiaba esos susurros.


Volvió a la mesa y empezó su mantra mientras abría y cerraba frascos, volcando su líquido en un katilu.

Lo mezcló con una extraña cuchara brillante y lo alzó hacia arriba como invocando a algún dios.

Vi que la cosa iba en serio. Era bruja de verdad. Ahora el que se cagaba era yo.

Vino con el brebaje y me lo acercó a la boca. 

-¡Bebe! Me gritó continuando su canturreo.

Bebí hasta agotar el líquido.

 Sabía a especias y azúcar. ¿una queimada fría? Pensé, ¡menuda mierda!

Noté calor. El sonido del mantra empezó a no ser perceptible por mis oídos. Sólo la veía a ella moviendo sus carnosos labios. 

Iba de un lado para otro y el aire que desplazaba a su paso me rozaba acariciandome la piel.

Se me cerraron los ojos. El mantra volvió. Sonaba como dentro de mi cabeza. 

Y la voz susurrante de Xena retumbaba como el eco en mi cuello, trepando suavemente hasta introducirse sutilmente en mis oídos.

Mi respiración comenzó a agitarse. Me faltaba el aire. El corazón bombeaba desesperado por lograr que el poco oxígeno que trasportaba la sangre llegara a cada rincón de mi cuerpo.

Cada vez menos aire, cada vez más velocidad. Sentía la sangre fluir sin freno, desbocada.

Entonces se acercó ella, sentí sus manos acariciar mi pecho. Abrí los ojos como acto reflejo. Tenía sus labios delante, entreabiertos.

El hambre se apoderó de mí. Acorté como pude la poca distancia que nos separaba y entonces…

Entonces sentí como un fuerte golpe.


Me desperté sobresaltado. Tenía un fuerte dolor de cabeza. Miré a mi alrededor. Estaba en mi habitación sobre mi cama. No sé ni como ni cuánto tiempo llevaba allí.

Me levanté torpemente y llegué al baño. En el espejo volvía a ser el mismo.

¿Quizás una jodida pesadilla?

Busqué el móvil. Allí seguían los wasaps de Txefo.

Había sido real.

Salí corriendo a la habitación. Me vestí con lo primero que encontré y me fui disparado a por el coche.

“La bruja Xena”


¿Dónde está? ¿Era aquí?

No conseguía dar con ese cartel de letras en madera tallada.

Escribí a Txefo.

“Txefo tío pregunta a Cris dónde está la bruja.”

Esperé pero el cenutrio no miraba el móvil.

Aparqué con idea de recorrer las Cortes a pie.

La mezcla de razas y la dejadez de las fachadas me transportaron a un lugar diferente del pijo Bilbo.

Sonó un wasap:

“Tio, Xena cerró”

“ ¿Cómo que cerró?”

“Si”

“Ayer estuvimos”

“No, de eso hace un mes, tío.” 


















lunes, 24 de agosto de 2020

Stranger Things

 


Lo observó una y otra vez por el lente, sin lograr hacerse a la idea de que lo que vio era posible. Anotó los resultados en su libreta para no olvidarlos. E hizo innumerables cálculos sobre papel con ayuda de una calculadora durante tres días y tres noches, sin descanso. En ese tiempo estuvo como loco, comparando textos antiguos y reescribiendo fórmulas matemáticas complejas en una pizarra vieja. Al finalizar sus minuciosas operaciones, predijo con pasmosa exactitud lo que acaecería en un futuro cercano. Llamó a sus amigos, a la familia, y por último, a la prensa para explicar su descubrimiento a detalle. Y después de hacer todo ello, suspiró, se sintió satisfecho, se recostó en su sillón, bebió un enorme trago de Vodka, y se pegó un tiro en la sien.

Con sumo cuidado, como si fuesen de cristal, desnudaron a las docenas de niños frente al estanque. Se realizaron un par de plegarias al Poderoso, y llevaron a los chiquillos de la mano hasta el centro del lago. Una loba que pasaba por ahí observó el frenético chapoteo y escuchó los gritos desesperados de los inocentes, sin embargo, no le tomó demasiada importancia al asunto y volvió a lo suyo, pues, los piecitos y manitas que colgaban de su hocico tenían mayor prioridad. Después de todo, los cachorros esperaban hambrientos en el cubil.  

Toda la familia Pereira sintió que le habían recorrido un cubito de hielo por la espalda al ver que el remolino de golondrinas que se cernía sobre su hogar volaba cada vez con mayor velocidad, pero sintieron más frío el espinazo cuando de pronto, las aves en un giro brusco, comenzaban a estrellarse una tras otra, de cabeza, en las ventanas de la casa, no obstante, su mayor sorpresa sobrevino un poco después, cuando en pleno vuelo, éstas, se envolvían en llamas.

Las buenas y las malas ideas le llegaban a raudales, pero sencillamente, no lograba decidirse. ¿Debía de usar el último cartucho de escopeta en él, o en su hija?

A la escasez sombra de un árbol seco, Pedrito, ciego, lloraba lágrimas de sangre mientras continuaba masticando los intestinos de su madre.  

Hoy sin duda será un día hermoso, se dijo el Padre Doroteo. Al fin había llegado, al fin había comenzado lo anunciado. Se convencía cada vez más con cada pensamiento surgido en su efervescente mente. Toda una vida lo había esperado, claro, no con mucha fe, pero, al ver algo así, al ver algo que en solo sus sueños más descabellados apenas había atisbado, recobró la esperanza y se llenó de alegría: Un cielo cubierto por nubes grises y bermejas de polvo; rescoldos flotando sobre todo el mundo pecaminoso. Sus labios; por conciencia propia, se arquearon, al ver que, en lo alto, un ojo enorme hecho de nubarrones lentamente se abría, y que de éste, surgían una cantidad innumerable de bestias aladas. El Padre, al contemplar esto, con ahínco y sudando, hizo sonar las campanas de la iglesia mientras gritaba a todo pulmón: ¡Ha llegado! ¡Ha llegado! ¡Él ya está aquí!

Elizabeth volvió a sentir el escozor, y se llevó la mano a la nuca para confirmar si eso seguía ahí, al sentirlo moverse bajo la piel escamosa y estriada, se relajó. Sí, seguía ahí, y crecía sin problemas. No tardará en reventar, afirmó.

La abuelita Matilde, con la mirada puesta en el suelo, se mecía de atrás hacia adelante en su mecedora, mientras decía con medio susurro una y otra vez: Abraza tu odio, traga tu ira, huye a tu soledad. Abraza tu odio, traga tu ira, huye a tu soledad. Abraza…

Y todos estos, y muchísimos más eventos, no mencionados, alrededor del mundo, se desencadenaron una semana después de ver en el cielo un puntito, una cosita, una diminuta pero brillante estrella negra en pleno día.

Fin.

Armagedon

 

¡-Ah juelita! Si me dijo doña Carmen, que no saliera en viernes trece, ¿no era martes?, no no… es, era jueves. ¡Ay ya no me acuerdo! el viaje de los pollitos radioactivos ¿Cuándo fue?. El caso es que andaba tumbada tratando de conectarme con la Pacha mama. De vez en cuando trataba de cerciorarme de que no hubiera ninguna pelusas en el ombligo, y las estrellas ¡Oh, las estrellas estaban hermosas! La luna redonda y blancota parecía una panacota.

-¿Clara? ¿Estás bien?

¡Mirá que poeta soooy! Le dije al flaco, que iba de blanco. Le dije también que pude haber escrito los versos más tristes… escribir, por ejemplo, que titilan los astros a lo lejos y … ¡Madre mía! Era verde, no,no,no, era, rojo… no, era amarillo. No, eso es un semáforo y sí ví un semáforo bailarín, pero eso fue la semana pasada, pero te juro, te juro que ese día no había consumido nada.

-Concéntrate, clara, concéntrate. ¿Qué más pasó?

- Que no soy clarita… que soy oscura. ¡Sí señor! Ese nombre que me puso mi mamá  no me queda. Levanten las botellas ¡Hip! El caso es que venía hacia mí... grande, resplandeciente, una pelota de luz, que te cagas del susto si la miras. No como el sol. el sol parecía un puntito de nada… Esto era, era el Armagedon.

- ya dime ¿Cómo carajos te hiciste el huevo ese en la cabeza?.

-Ah, esto, la luz… la luz me golpeó. Y me di cuenta que no estaba en el patio y que no eran estrellas sino fotolitos.

- ¿Entonces?

- Pues, es que se pasaron un poquito con la anestesia, no era el Armagedon, era la lampara del dentista.

Órbita

  

Un efímero haz de luz aparece y por un instante todo se vuelve blanco. Su refulgente estela aún perdura unos segundos sobre el negro de la noche como una cicatriz en el cielo. Es algo mágico, realmente hice bien al no entrar directamente en la cabaña y quedarme unos segundos mirando las estrellas. Me entretengo buscando Polaris, me da tranquilidad el que haya algo permanente estable entre tanto caos. Como a los antiguos marinos, a mí también me sirve de guía en mi camino. Me rodea la tranquilidad del campo solo roto por el esfuerzo de los grillos por destacar sobre el resto. 

Camino lentamente hasta la entrada, mis músculos claman por un descanso después de un largo día de ruta. Me quito una bota y la dejo caer pesadamente junto a la entrada, después hago lo mismo con la otra. Ya dentro de la casa coloco el macuto en el suelo y mis fatigados hombros gritan aliviados. Aun a oscuras palpo las paredes en busca del interruptor. Cuando lo encuentro, una desnuda bombilla incandescente ilumina a duras penas la habitación. Una sala llena de polvo y telarañas, apenas ocupada con unas literas al fondo y un pequeño tragaluz en el techo, es todo lo que necesito para pasar la noche. 

Me quito la ropa sucia y húmeda de sudor y me pongo el recambio, igualmente sucio pero al menos seco. En ese momento algo me llama la atención y llevo la vista hacia arriba, lo suficientemente rápido para ver un destello de luz. Demasiado intenso para ser una estrella, pero no me da tiempo a pensar demasiado tiempo en ello porque en seguida escucho un estruendo fuera de la cabaña. Rápidamente salgo de la casa pero todo se encuentra igual ¿Una estrella fugaz puede llegar a estrellarse contra la tierra?

Dirijo la mirada hacia el lugar desde donde me pareció que venía el ruido, pero solo veo sombras de arboles. Miro hacia la negritud de la noche y cuando me devuelve la mirada siento que se acelera el corazón y me invade la inquietud, tanta que entro en la casa. Para tranquilizarme busco la cena en la mochila, una lata de atún y un pan reblandecido por la humedad, un menú acorde a la estancia. Aún algo inquieto, me siento en el suelo apoyado contra las literas y me obligo a comer. En ese momento la luz de la bombilla empieza a oscilar hasta que finalmente restalla, dejándome a oscuras. Nervioso me pongo de pie mientras intento tragar algo del correoso pan, aunque el nudo del estomago me lo pone difícil. En medio de la habitación escucho los inquietantes sonidos de la noche, demasiado intensamente. Me fijo y veo que la puerta está abierta. Permanezco inmóvil unos segundos, dudando. Sintiéndome estúpido camino hasta la puerta y sin atreverme a mirar fuera, la cierro de un portazo. Apoyo mi espalda contra ella mientras observo la oscuridad, solo rota por la tenue luz que entra por la claraboya. Notó mi respiración agitada mientras miro hacia la pequeña porción de cielo visible desde mi posición. Algo más tranquilo intento recordar donde estaba mi cena para terminarla y meterme en el saco a descansar. 

En ese momento siento como la puerta se abre, intento hacer fuerza con la espalda pero es inútil. Se abre un poco más hasta que siento como algo me rodea la cintura. Antes de que pueda comprender que está pasando un enorme tirón me saca de la casa. Todo sucede muy rápido, me encuentro en medio de la oscuridad hasta que un efímero haz de luz aparece y por un instante todo se vuelve blanco.



domingo, 23 de agosto de 2020

Visitantes

 

« Extraños avistamientos siembran el temor entre los curiosos que la pasada madrugada se dieron cita en la Isla de Ons para contemplar las Lágrimas de San Lorenzo», era el titular del periódico local esa mañana. La radio no hablaba de otra cosa y a mediodía la noticia apareció también en varios programas de televisión. Los testimonios hablaban de puntos luminosos sobre la superficie del agua, de formas humanoides entre los matorrales, incluso una persona creyó haber visto algo grande, oscuro y con forma de huevo sobrevolando la playa, lo que tenía su gracia, pues pese a confesar que había bebido y dudaba de sí mismo, fue el testigo que ofreció más detalles.

Para los lugareños, lo sucedido no tenía nada de extraordinario ni se relacionaba con seres del espacio. Era algo que venía aconteciendo de forma regular desde que, en 1936, Didio Riobó, el último señor de la isla, se ahorcó agobiado por el acoso de los falangistas. Bastaba preguntarle a alguno de los ancianos —ya no quedaban muchos pero sus cabezas seguían bien amuebladas— para poner fin a la histeria sobre OVNIs. En cambio, los reporteros, dos idiotas que acudieron con pinta de querer estar en cualquier parte menos donde estaban, solo hablaron con los veraneantes del camping. Los pobres nada sabían. Después de todo, ellos iban a la isla a tomar el sol, hacerse fotos cerca del faro, en las dunas, en Buraco do Inferno, cualquier marco pintoresco que sirviera para colgar en Instagram, y luego se largaban. En esas fechas además iban a ver estrellas. A algún iluminado se le ocurrió decir que el sitio era un excelente puesto de observación del cielo nocturno y cada año llegaban más para unirse a los otros que querían ver cormoranes o arroaces.

Decían que el número de visitantes estaba controlado y así era, aunque de vez en cuando se requerían medidas adicionales. Medidas con doble objetivo, ya que el verdadero trasfondo era político, un viejo asunto pendiente que se resolvía según el tradicional hacer de la región. Las acciones constituían un mensaje para unos pocos; el que tenía que entender, entendía. Se trataba de seguir un plan simple, implicando a cada habitante, una labor que requería paciencia y pocos cuestionamientos. A veces se producían contratiempos e imprevistos.

Por un cúmulo de circunstancias, las cosas se habían desmadrado y el final se acercaba más pronto de lo esperado, aquello se llenaría de curiosos, investigarían.

Y sin embargo puede que que no estuviera todo perdido. Si eran espabilados podrían sacar provecho del asunto.

Interestelar. Un viaje a plus ultra velocidad de la luz.

 Capítulo 1.


-- Adió!

Capítulo 2, 3, (...)

-- (rugido de cohetes)

Capítulo final.

-- ¡Ya estoy aquí...! Ah... ven aquí periquita mía!
-- Abuelito no!  Suelta-suelta, estati quieto! Que soy tu tatara tatara tatara bichozna.

lunes, 17 de agosto de 2020

Una estrella se fugó entre las sombras de la noche

 La noche del trece de agosto fui a ver una lluvia de estrellas, las famosas perseidas bajo un negro cielo lleno de puntos blancos, a oscuras en una apartada playa de Almería. Algunas de ellas se precipitaron sobre al mar, quizá destinadas a caer por el borde del mundo al infinito vacío, a perderse para siempre o a cambiar de sitio en el firmamento. Con la cara levantada, atenta al cielo, revisaba cualquier movimiento. Quería ver al menos una estrella fugaz. 

Un ruido a mi espalda me distrajo del entretenimiento. Miré hacia atrás. Vi la mortecina luz de un diminuto farol que pendía del techo sobre de la puerta de una solitaria casa en el cerro. La habían vuelto a habitar los recién llegados veraneantes de Madrid. 

Me atrajo la atención otra luz blanca que apareció cerca de la puerta trasera de la vivienda. Al principio, la luz fue un punto lejano que provenía del jardín de la casa. Juraría que salió del seto, junto a la silueta de una despeinada y gran palmera que se mantenía erguida entre el suelo y el cielo, donde termina el césped y empiezan las dunas de tierra.  

Empecé a alarmarme al observar algo raro.  Me puse en pie, expectante al movimiento de la luz que, de repente, se acercaba a la orilla de la playa a gran velocidad monte abajo. Abrí los ojos, sin parpadear, vi que la luz se detuvo como si hubiera topado con algo. Aquello no era una estela de polvo brillante, sino una bola blanca en bruto.  A los pocos segundos volvió a avanzar en lo que pareció recuperar su antigua trayectoria, esta vez zigzagueante.

Quise acercarme a ella, pero el miedo me mantuvo paralizada a la espera y con la esperanza de que se apagara o desapareciera del mismo modo que apareció. Pero la luz se movía y, esta vez, se acercaba lentamente.

Aquel extraño fenómeno se encontraba a pocos metros de mí. Empezó a tomar forma y pude distinguir al sujeto que producía aquella terrorífica forma. La camiseta de un blanco fosforescente deslumbrante. Lo comprendí todo. Arrastrando una preocupación interna se encontraba a mi altura. Me miró. Con un movimiento de cabeza me saludó. De su boca rota salió una ligera y nerviosa sonrisa. Mostró su blanca y brillante dentadura rodeada de moratones.   

Siguiendo la línea que dibuja la orilla del mar, sin interrumpir su trayectoria, con paso lastimado, cojeaba de la cadera izquierda. En los codos llevaba varios rasguños sangrantes. La cabeza sucia de tierra diminutos matojos enganchados le colgaban del pelo canoso. La fosforescente camiseta estaba rota por la espalda.

La bola blanca se fugó entre las sombras de la noche como una estrella, ralentizada. 

17 08 2020



sábado, 15 de agosto de 2020

Nuevo reto semanal

 Hola babies, he estado un poco desaparecida, lo siento, me he equivocado, no volverá a ocurrir.

Es que vi un objeto luminoso en el cielo y no os podríais creer lo que me pasó... Me pregunto cómo reaccionaríais vosotros si os pasara lo mismo; en plan:

Es 13 de agosto, el cielo está claro y se ven todas las estrellas y una luna preciosa, estas tumbado en tu jardín/en medio del campo/... con tus amigos/pareja/... viendo las Perseidas y de repente algo luminoso se acerca a vosotros..... Que es? Que pasa? Como reaccionas?

Si me lo contáis en ¿cuánto? ¿500-600 palabras? os cuento yo mi historia.

Y por si acaso estáis liadillos o saliendo de vuestro estado de estupefacción, os doy hasta el 25 de agosto para volver a conectar con la tierra.

 

Un besito enooorme enorme como el universo.

Os quiere, vuestra RP.

viernes, 14 de agosto de 2020

 

EN LA BIBLIOTECA

 

El interior del recinto resultaba agradable y bien iluminado, con una hilera de bustos hechos de yeso adornando las cabeceras a cada lado del corredor principal representando –suponía- a escritores de renombre (aunque en realidad ninguno le resultó familiar). A simple vista eran apreciables incontables hileras de estantes repletos de libros milimétricamente alineados. Nada de esto parecía congruente con el exterior del edificio, de dimensiones notoriamente reducidas y una sombría fachada de estilo gótico. Colocada a un costado de la entrada principal, una placa de bronce indicaba: "Biblioteca pública".
Tomó un libro cualquiera y comenzó a pasar las hojas. Hizo una mueca, lo colocó de nuevo en su sitio y eligió otro. Ambos libros estaban completamente en blanco. Revisó media docena de libros más con el mismo resultado.
Tras dar varias vueltas entre estantes y pasillos que parecían copiarse hasta en la forma como reflejaban la luz de las lámparas situadas sobre el techo, casi se estrella al dar vuelta en uno de los anaqueles con el que parecía ser el bibliotecario; o al menos, alguno de uno de los empleados del sitio, aunque no portaba ninguna identificación. Tras el ligero sobresalto, le preguntó el motivo por el cual todos los libros se mostraban sin escritura alguna.
—Verá usted —comenzó el aludido con suma calma, como si se tratara de la cosa más normal del mundo— a esta biblioteca llegan todos los libros redactados por los malos escritores, llámense poetas, novelistas, biógrafos, historiadores, cuentistas, en fin. Aquí los libros son "borrados" o "limpiados" si es que valen tales expresiones, mediante un proceso que sería largo y tedioso describir. Luego son traídos hasta estos anaqueles, donde esperan para ser entregados a un buen escritor para ser re-escritos o re-inventados. El problema es que el número de malos escritores va en aumento, mientras que el de los segundos disminuye. Pero un libro siempre merece una segunda oportunidad, aunque a veces la espera sea larga, ¿no le parece?

 

 

lunes, 3 de agosto de 2020

Cuenta regresiva



No mires, no mires…
… 10 … 9 … 8 …
Ahí está con su cara de boba, mirándome con sus estúpidos ojos de besugo. Como una vaca mirando pasar el tren, viendo, pero sin tener la suficiente inteligencia para entender lo que ve.  Juzgándome ¿Quién se cree que es? ¿Pero se ha visto? Gorda y con más bigote que mi abuelo el falangista. 
… 7 … 6 … 5 …
Echo un rápido vistazo al cuchillo sobre la mesa y un escalofrío me estremece el cuerpo.
No entres en su juego, solo quiere provocarte para que saltes y luego seas tú el malo de la película. Que todo el mundo la vea a ella como la buena, pobrecita, que la gente se ponga de su parte. Quedar como la inocente delante de la policía. Y tú, sin comerlo ni beberlo acabes teniendo problemas.
… 4 … 3 …
Sigue contando. Es lo que te dijo el doctor, sigue contando y respira para calmarte.
El corazón me va a mil y aprieto los dientes de pura tensión, para evitar sacar al monstruo que lucha por salir. Yo le tranquilizo, pero él grita y patalea mientras golpea los barrotes para que le deje salir. Respiro, pero cada vez que lo hago me llega su hediondo olor a ramera. Parece que toda la casa huele a su coño sucio y a la colonia que se pone cuando se va con las putas de sus amigas.
… 2 …
No lo soporto, no soy capaz de apaciguar las voces, solo oigo un clamor que no me deja pensar con claridad, la boca se me seca.
Ya todo me da igual.
Levántate y vete, es lo mejor
¿Pero por qué me tengo que ir de mi casa? La he pagado yo, mientras la golfa y los retrasados de sus hijos derrochan mi dinero.
Tras un vistazo rápido, me levanto.