jueves, 17 de septiembre de 2020

El cargamento

 


En cuanto el ruido cesó, supo que algo importante había cambiado. Se encontraba más pesado. La boca le sabía a acero galvanizado, sentía la lengua enorme como una babosa beremana, presionando el cielo del paladar. Se palpó la cara, se miró el cuerpo, las manos; las chicas suspiraban por esas manos, cuatro falanges rematadas en uñas escarlata, brillantes, suavemente curvadas. Todo parecía normal.

Tambaleándose, se acercó a la pantalla central y tecleó la orden. Mientras esperaba la respuesta se mordisqueó nervioso la comisura derecha, allí donde un pequeño pellejo se desprendía de sus labios.

—Análisis completado. 77% de la cubierta íntegra. Daño en escudo de proa. Deflectores del casco inservibles. Daño severo en el sistema de refrigeración. Refrigeradores termoeléctricos inutilizados. Se requiere sustitución inmediata. Riesgo de ignición, moderado. Riesgo de afectación de sensores: moderado. Riesgo de afectación de sistema eléctrico: moderado. Sistema de control térmico de emergencia: activado. Revisando valores térmicos cada treinta minutos. Tiempo máximo para reinstaurar valores normales: 7 horas.

—Gracias ZEUS.


Podía ser peor; el choque había sido brutal y la deflagración consecuente, también. Si conseguía sustituir uno solo de los ventiladores estaba salvado. Repararía los otros sin extraerlos. La extracción era compleja por la meticulosidad con la que debía realizarse y sobre todo porque implicaba desviar por unos minutos el suministro de energía, lo cual, dado su cargamento, era extremadamente peligroso.

Daba instrucciones a ZEUS, mientras se dirigía a las compuertas de la bahía de carga. Dispondría de diez minutos sin energía, no estaba dispuesto a asumir riesgos mayores.

Le temblaba el pulso pero una vez accionada la primera palanca, recuperó la firmeza. Se desenvolvió con precisión. Extrajo la unidad, soltó los anclajes y los volvió a insertar en la nueva. Había ganado tiempo para el resto de reparaciones.

Tuvo un pálpito al pasar junto a los tanques de almacenamiento. Introdujo su tarjeta identificadora en la ranura y entró a echar un vistazo. Contenedores y urnas parecían intactos, ninguna luz parpadeaba lo que indicaba que los niveles de argón eran normales. ¿Por qué tenía, entonces, la sensación de que algo se le escapaba? ¿Y por qué tenía náuseas y le zumbaban los oídos? ¿Se habría golpeado la cabeza con el impacto y eran los efectos de la conmoción? Resopló. Se metería en la cápsula médica en cuanto terminara el trabajo.


Volvió a mordisquearse el labio. El pellejo en el lado derecho era mayor y además se había roto una uña. Estaré deshidratado, pensó. Se hallaba otra vez en la cabina, aguardando los resultados del nuevo análisis y los suyos propios, e iba a levantarse a por una solución alcorreparadora cuando varias pantallas secundarias se iluminaron y por la central comenzaron a desfilar cientos de registros alfanuméricos. Algo iba mal.

—Fallo de los sensores ópticos en sector 23, 24, 26 y 28. Fallo sensores químicos en sector 24, 25 y 28. Fallo...

No esperó a escuchar el resto y corrió hacia allá. Ya sabía por qué se había sentido extraño antes. Los tanques de almacenamiento estaban en el sector 28: el área de criopreservación.


El festival de luces rojas y anaranjadas que tenía delante le dejó sin aliento. Sabía lo que significaba sin necesidad de preguntar a la computadora. He tardado demasiado en reparar los refrigeradores, se dijo.

Con la temperatura subiendo, era cuestión de tiempo que el argón cambiara de fase, si no lo había hecho ya —sin detectores era imposible saberlo—, y en cuanto eso sucediera, la viabilidad de los especímenes se vería comprometida, sin hablar de los otros riesgos. Sacudió la cabeza como si así pudiera dejar de pensar en ellos.

—ZEUS: dame las lecturas del sector 28 desde este momento hasta una hora antes del impacto.

—Por favor, especifique parámetro.

—¡Todos!

Un dato le llamó la atención por encima del resto. La medición de radiactividad previa al choque era escandalosamente elevada. ¿Cómo era posible que ZEUS la hubiese pasado por alto? ¿Cómo, luego, volvió a descender tan rápido? Y lo más importante, ¿qué la había provocado?

Rastreó los datos con el dedo, convencido de que la explicación estaba a la vista y entonces se fijó en su uña rota. Se había despegado por completo.

—¡ZEUS, sella todas las compuertas detrás de mí. Aísla el sector 28!

Ni siquiera sabía si podía confiar en la computadora pero si la idea que se abría paso en su cabeza era acertada, poco importaba. Necesitaba salir de dudas. Regresó a la cabina. Las grabaciones de seguridad no eran gran cosa pero sirvieron para lo esencial, confirmar que el tiempo transcurrido tras el choque había sido mucho mayor del que creyó en un principio. Algo había ocurrido con él durante ese tiempo, algo que formaba parte de un plan enmascarado de accidente. Probablemente, incluso el choque fue provocado. Como si corroborara sus pensamientos, la voz de ZEUS se alzó:

—Detectada contaminación biológica.

Contempló sus manos. Varias uñas se habían caído también, revelando lo que había debajo. Palpó el pellejo del labio, tiró con suavidad y la piel se desprendió fácilmente.

Suspiró, se reclinó en la silla y al girar la cabeza, vio en uno de los monitores los resultados de su scanner. Al final, en recuadro verde, leyó: ADN DETECTADO: Homo sapiens.



5 comentarios:

  1. !Ay, loco viaje! ¿!Pero hacia donde se los estaba llevando el E.T.traterrestre!? Te ha salido muy bien el viaje hacia el espacio profundo. Hacia un nuevo hogar ¿no? La anomalía salida de la nada explica, entre paréntesis, la aparente falla de la I.A., y el del porque de los daños en la nave. Me gusto el festival de luces, pero siento, una pequeñez, que hizo falta algún pitido de alarma, :P, Por lo demás, me deja satisfecho.

    Pobre Ser de 4 dedos con uñas rojas, el ADN humano de seguro le provocó una muerte de los más horrible. ME hubiese gustado verla. :O. jajaja. Por cierto, se me vino a la mente Interstellar, Evento en el Horizonte, y, Más allá de la Grieta; un episodio de una serie de Netflix, por un momento. :)

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    1. Pues a mi que me denuncien, pero no he visto ninguna.
      Bueno, mi idea era que el prota no muere, solo es infectado por una especie indeseable, jejejej. A ver, me puse a escribir y me emocioné. Los humanos eran una especie de virus para estos seres que los utilizaban como arma biológica (de ahí, la nave de transporte), pero la historia se hacía muy larga y corté. No me gustó demasiado el resultado pero quería participar en el reto.

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  2. muy buen trabajo Mon, creo que cumples completamente con lo que se te pidió. Tiene toda la esencia de la ciencia ficción y como historia funciona. Por ponerte alguna pega quizas haya algun momento en el que se hace pesada la narración, pero en seguida coge ritmo

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    1. Sí, coincido. Hay un problema de tiempos que no logré resolver: renuncié a parte de la historia (aún así, me pareció muy extensa) y el resultado fue que hay mucho rollo al principio y luego la acción va demasiado acelerada.

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  3. Dejando a un lado q la ciencia ficción no me hace tilín, la narración la veo digna de un guión de película. Creo que te has metido muy bien en el estilo pero a mí se me ha hecho pesado tanto botoncito y tanta alarma pero repito no me van estás historias.

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