Washington, un día antes de la recepción del presidente.
Todo está preparado, mañana será el gran día. Ya me han confirmado que el presidente de los malditos estados podridos estará en la fiesta. Según me informo Basily, mi enlace en amerrica, al evento en cuestión, aparte del diablo naranja, también asistirán destacados elementos de la infecciosa sociedad occidental. Entre este pus infecto, estará esa vieja frígida que sale tanto en la tele y a la que le gusta ayudar a la delgaducha basura intocable. ¿Qué clase de persona idolatra a una vaca? Me hierve la sangre ver esas estúpidas creencias religiosas.
Esta tarde me reuniré con el camarada Basily para que me entregue el paquete y toda la información. No sé si podré aguantar hasta mañana para poder ver la cara de esa sabandija crispada por el atroz dolor.
Washington, el gran día.
No puedo negar que estoy nervioso, ojala Alá me ilumine el camino.
Mientras escribo con el bolígrafo en la mano, con la otra manoseo el botecito de cristal. Según me contó el camarada Basily, con este coctel de fármacos acabaremos con el viejo gordito en cuestión días. La mayor parte del componente son hormonas, tantas que al viejo camello se le caerá el pelo en pocas horas y le saldrán unas tetas tan tiernas como pan recién hecho por una anciana. Y eso no es todo, lo mejor es que su pequeño aparatito se le marchitara y encogerá hasta que parezca un dátil del desierto medjool. Me rio a carcajadas solo de pensarlo.
En un sucio cuarto que solo Alá todopoderoso sabe donde.
Me duele mucho la cabeza y tengo la boca como el desierto del Kyzyl Kum. La operación no salió como esperaba pero igualmente conseguimos acabar con el chacal naranja. Yo fui incapaz de inocularle el brebaje, algún infiel me echó de ese alcojol suyo en el te y me dejó fuera de combate. Menos mal que en medio de la fiesta apareció un loco gritando y maldiciendo contra el canalla americano. El viejo chiflado no paraba de repetir que le habían mancillado su honor de caballero. El presidente gordito no se echó atrás y acabaron enzarzados en una pelea hasta que el europeo loco le clavó un cuchillo en el pecho mientras farfullaba algo de unos molinos. Según me contó Basily, el cubierto le atravesó el negro corazón y ahí mismo cayó muerta la hiena babeante. Yo, entre la euforia por la misión cumplida y a causa del maldito agua de fuego, acabé la noche encamado con una vagina blanca. Aunque ahora a la luz de la mañana y más sereno, me da por pensar en si el nombre de Veneno será por que es peligrosa o por la anaconda que cimbrea entre sus piernas.
Y con vergüenza debo reconocer que su nehnc es mayor que el mío.
Me ha encantado ver que regresan los escritos.Este tiene un registro bien elaborado. Te esmeras y construyes bien los personajes.
ResponderEliminarPoco me acuerdo de Borat, salvo que era un desbarre y que me reí. Como en eso has cumplido, para mí está bien. Hasta podría encajar con la mía, como otra versión de la misma historia.
ResponderEliminarPero en la tuya no nos liamos ;)
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