sábado, 7 de noviembre de 2020

Operación rasurar al camello


 Washington, un día antes de la recepción del presidente. 

Todo está preparado, mañana será el gran día. Ya me han confirmado que el presidente de los malditos estados podridos estará en la fiesta.  Según me informo Basily, mi enlace en amerrica, al evento en cuestión, aparte del diablo naranja, también asistirán destacados elementos de la infecciosa sociedad occidental. Entre este pus infecto, estará esa vieja frígida que sale tanto en la tele y a la que le gusta ayudar a la delgaducha basura intocable. ¿Qué clase de persona idolatra a una vaca? Me hierve la sangre ver esas estúpidas creencias religiosas. 

Esta tarde me reuniré con el camarada Basily para que me entregue el paquete y toda la información. No sé si podré aguantar hasta mañana para poder ver la cara de esa sabandija crispada por el atroz dolor. 



Washington, el gran día. 

No puedo negar que estoy nervioso, ojala Alá me ilumine el camino. 

Mientras escribo con el bolígrafo en la mano, con la otra manoseo el botecito de cristal. Según me contó el camarada Basily, con este coctel de fármacos acabaremos con el viejo gordito en cuestión días. La mayor parte del componente son hormonas, tantas que al viejo camello se le caerá el pelo en pocas horas y le saldrán unas tetas tan tiernas como pan recién hecho por una anciana. Y eso no es todo, lo mejor es que su pequeño aparatito se le marchitara y encogerá hasta que parezca un dátil del desierto medjool. Me rio a carcajadas solo de pensarlo. 


En un sucio cuarto que solo Alá todopoderoso sabe donde. 

Me duele mucho la cabeza y tengo la boca como el desierto del Kyzyl Kum. La operación no salió como esperaba pero igualmente conseguimos acabar con el chacal naranja. Yo fui incapaz de inocularle el brebaje, algún infiel me echó de ese alcojol suyo en el te y me dejó fuera de combate. Menos mal que en medio de la fiesta apareció un loco gritando y maldiciendo contra el canalla americano. El viejo chiflado no paraba de repetir que le habían mancillado su honor de caballero. El presidente gordito no se echó atrás y acabaron enzarzados en una pelea hasta que el europeo loco le clavó un cuchillo en el pecho mientras farfullaba algo de unos molinos. Según me contó Basily, el cubierto le atravesó el negro corazón y ahí mismo cayó muerta la hiena babeante. Yo, entre la euforia por la misión cumplida y a causa del maldito agua de fuego, acabé la noche encamado con una vagina blanca. Aunque ahora a la luz de la mañana y más sereno, me da por pensar en si el nombre de Veneno será por que es peligrosa o por la anaconda que cimbrea entre sus piernas. 

Y con vergüenza debo reconocer que su nehnc es mayor que el mío.  


martes, 3 de noviembre de 2020

Memorias del arsa y daun

Lunes, día 1443:



Querío diario, hoy ha sio un día de los más raros desde que he llegao al arsa y daun. Y es que iba por la calle, meneando el culo como siempre, y van y me gritan: ¡Guapa! pero con un acento mu raro que yo como que me entero porque estoy mu acostumbrá a que me griten de tó, pero guapa y mariconazo, como las he oído tantas veces, esas dos las distingo yo en medio de un bazar. Total, que me giro pa ver quién es y casi me caigo desmayá al suelo, que se me para una limusina al lao y asomando la cara por la ventanilla ahí estaba el hombre ese del pelo naranja con nombre de pato, el Donal Tram. Y yo me acerco y le digo: ¿Y tú que quieres, mi arma? Y el tío se ríe como un tonto nabo y el chofer me dice que si nos lo montamos, que su jefe quiere mirar. ¡Si es que a mí me tocan los piraos!